
Richard Gere:
Mi Peregrinaje como Budista
por Melvin McLeod
por Melvin McLeod
Supongo que es una señal de nuestro actual cinismo que encontremos difícil de creer que las celebridades también puede ser personas serias. La reciente preponderancia de "Budistas célebres" ha dado lugar a ciertos comentarios irónicos de la prensa, e incluso entre los budistas, pero en lo personal tengo en mucha estima a los actores, directores, músicos y otras figuras públicas que han suscitado una atención mayor hacia la causa de la liberación de Tibet y al valor de la práctica budista. Éstos son artistas sutiles y personas lúcidas, algunos budistas, algunos no; entre ellos Martin Scorsese, Leonard Cohen, Adán Yauch, Michael Stipe, Patti Smith, y por supuesto, Richard Gere. Me encontré recientemente con Gere en su oficina de Nueva York, y hablamos sobre sus muchos años de práctica budista, su devoción por su maestro el Dalai Lama, y su trabajo en nombre del dharma y de la causa del pueblo del Tibet.
Melvin McLeod
Melvin McLeod: ¿Cómo fue su primer encuentro con el Budismo?
Richard Gere: Yo tuve dos despertares. Uno, cuando de hecho me topé con el dharma escrito, y dos, cuando encontré a un maestro. Pero antes de ello, me involucré con la indagación filosófica en la escuela. Así, llegué a él a través de los filósofos Occidentales, básicamente del Obispo Berkeley.
Melvin McLeod: "Si un árbol se desploma en el bosque y nadie lo oye, ¿realmente sucedió?"
Richard Gere: Sí. El idealismo subjetivo consistía en esa tesis, que la realidad es una función de la mente. Era básicamente una escuela de la "sólo mente" lo que él estaba predicando. Muy radical, sobre todo para un sacerdote. Estaba muy impresionado con él. Los existencialistas también eran interesantes para mí. Me recuerdo acarreando por todos lados una copia de “El Ser y la Nada”, sin saber muy bien por qué lo estaba haciendo. Después me di cuenta que "nada" no era la palabra apropiada. El "Vacío" era lo que ellos realmente estaban buscando, no desde una visión nihilista sino positiva.
Mi primer encuentro con el dharma budista sería en mis tempranos veinte y tantos. Consideraba, como la mayoría de los jóvenes, que no era particularmente feliz. No sé si era un suicida, pero sí muy infeliz, y me hacía preguntas como ¿"Por qué todo"? Comprendiendo que quizá me estaba espoleando hacia los límites de mi propia cordura, me quedaba explorando librerías hasta muy entrada la noche leyendo todo lo que podía, en muchas diferentes direcciones. Los libros de Evans-Wentz sobre Budismo Tibetano producían un fuerte impacto en mí. Prácticamente los devoraba.
Melvin McLeod: Muchos de nosotros fuimos inspirados por esa clase de libros. ¿Qué encontró en ellos como para sentirse atraído?
Richard Gere: Tenían todo el romanticismo de una buena novela, por lo que podías realmente perderte en ellos, pero al mismo tiempo ofrecían la posibilidad de que pudieras vivir aquí y ser libre a la vez. Jamás había considerado eso como una posibilidad – yo justamente deseaba huir- de modo que la idea de que pudieras estar aquí y fuera de aquí al mismo tiempo –Vacuidad- era revolucionaria.
De esta manera la senda budista, particularmente el abordaje Tibetano, fue obviamente marcándome, pero la primera tradición con la que llegué a comprometerme fue el Zen. Mi primer maestro fue Sasaki Roshi. Recuerdo mi salida a Los Ángeles para un sesshin de tres días (el programa de meditación Zen). Me preparé elongando mis piernas durante meses y meses para poder pasarlo.
Yo tuve una suerte de experiencia mágica con Sasaki Roshi, una experiencia de realidad. Me di cuenta de que esto es trabajo, esto es trabajo. No se trata de vuelos a través del aire; no se trata de cosas mágicas o románticas. Es trabajo serio sobre tu mente. Eso para mí constituyó una parte fundamental del camino.
Sasaki Roshi era increíblemente rudo y sumamente agradable al mismo tiempo. Yo era un completo neófito y nada sabía. Era arrogante, inseguro e idiota. Pero interiormente serio en cuanto a mis deseos de aprender. Llegó el punto final del sesshin donde no quería ir siquiera al dokusan (la entrevista con el maestro Zen). Sentía que estaba muy mal preparado como para vérmelas con los koans que ellos tendrían para escudriñarme. Finalmente, llegó el momento donde realmente iría a sentarme allí, y en esa instancia lo recuerdo sonriendo. "Ahora podemos comenzar a trabajar," dijo. No había nada más para decir, ninguna fruslería, nada.
Melvin McLeod: Cuando alguien tiene tan fuerte conexión intuitiva, el Budismo sugiere que es debido al karma, alguna conexión pasada con las enseñanzas.
Richard Gere: Bien, he consultado algunos maestros sobre este tema (lo que tú sabes, ¿qué me llevó a esto?) Ellos simplemente se reían de mí, como si yo pensara que había alguna clase de providencia atrás de ello o como si fuera sólo casualidad. Bien, el karma no obra de esa manera. Obviamente existe alguna conexión muy clara y definida con los Tibetanos o esto no hubiera sucedido. Mi vida no se hubiera expresado de este modo.
Creo que siempre sentí a esta práctica como mi vida real. Recuerdo cuando comencé a practicar meditación, a los 24 años de edad, tratando de comprender mi vida. Me sumergía en mi pequeño departamento mugroso a veces por meses sólo para hacer Tai Chi y lo mejor posible para llevar a cabo mi práctica sentada. Tenía un sentimiento muy claro de que siempre había estado en meditación, que nunca dejé de hacer meditación. Eso era una realidad mucho más sustancial de lo que normalmente tomamos por realidad. Estaba muy claro para mí aun entonces, pero me llevó largas horas de mi vida sacarlo más hacia el mundo a través de más tiempo de práctica, de indagar mi mente, de tratar de generar bodhicitta.
Melvin McLeod: ¿Cuándo se encontró por primera vez con el Dalai Lama?
Richard Gere: Había sido estudiante Zen a lo largo de cinco o seis años antes de encontrar a Su Santidad en la India. Comenzamos una muy pequeña charla y luego dijo, "Oh, ¿de manera que usted es actor"? Pensó un segundo en ello, y señaló, "De modo que cuándo usted lleva a cabo su actuación y se enfada, ¿está realmente enfadado? Cuándo expresa tristeza, ¿está realmente triste? Cuándo llora, ¿está realmente llorando "? Yo le di una respuesta típicamente actoral, como de que todo era más eficaz si realmente crees en la emoción que estás expresando. Miró muy profundamente adentro de mis ojos y simplemente comenzó a reír. Histéricamente. Estaba riéndose ante la idea de que yo creía que las emociones eran reales, de que debería trabajar muy duro para creer en el enojo y el odio y la tristeza y el dolor y el sufrimiento.
Este primer encuentro tuvo lugar en Dharmsala, en un salón donde yo lo veo muy a menudo ahora. No puedo decir que mi sentir haya cambiado drásticamente. Todavía soy increíblemente nervioso y proyecto todo tipo de cosas sobre él, a las que se ha acostumbrado a estas alturas. Él atraviesa muy rápidamente todos esos murmullos, porque sus votos son tan poderosos, tan omnicompasivos, que es muy eficaz y habilidoso para llegar al grano. Porque la única razón por la que todos quieren verlo es que desean remover el sufrimiento de sus conciencias.
Hubo un cambio completo en mi vida la primera vez que estuve ante la presencia de Su Santidad. No hay duda de ello. No fue el sentimiento de "Oh, voy a desprenderme de todas mis posesiones y ya mismo me encaminaré al monasterio," sino muy naturalmente sentir que todo esto era lo que se suponía que haria: trabajar con estos maestros, hacerlo dentro de este linaje, aprender todo lo que pudiera, dedicarme a ello. Amén de los diversos grados de seriedad y compromiso ocurridos desde entonces, realmente no me he salido de ese sendero.
Melvin McLeod: ¿Su Santidad trabaja con usted personalmente, cortando sus neurosis en las muchas maneras que lo hacen los maestros budistas, o le enseña más a través del ejemplo de su persona?
Richard Gere: No hay duda que Su Santidad es mi gurú de raíz, y por momentos ha sido muy duro conmigo. He debido explicar a quienes suelen tener una visión demasiado romántica de Su Santidad que conmigo a veces ha sido feroz, pero ello es muy perspicaz. Cuando así lo hace no estoy diciendo que me resulte placentero, sino que no hay ningún motivo egoico de su parte. Estoy muy agradecido que tuviera la suficiente confianza en mí como para ser mi espejo y no tirar ningún golpe. Atención: los primeros encuentros no eran así; pienso que él se daba cuenta de cuan frágil estaba e iba siendo muy cuidadoso. Hoy pienso que siente que mi compromiso con las enseñanzas se ha acrecentado y mi propia fuerza dentro de las mismas también. Él puede ser mucho más duro conmigo.
Melvin McLeod: La escuela Gelugpa del Budismo Tibetano pone un fuerte énfasis en el análisis. ¿Qué lo atrajo al más intelectual de los abordajes?
Richard Gere: Sí, es cómico. Pienso que lo que probablemente me hubiera atraído por instinto hubiera sido Dzogchen (las enseñanzas de la Gran Perfección de la escuela Nyingma). Pienso que el instinto que me llevó al Zen era el mismo que me hubiera llevado a Dzogchen.
Melvin McLeod: Espacio.
Richard Gere: Lo no-conceptual. Ir directamente al espacio no-conceptual. Recientemente tuve algunos maestros Dzogchen que han sido muy amables en ayudarme, y veo cómo Dzogchen prescribe muchas de las formas de meditación que yo practico. Muchas veces Dzogchen realmente me ha desestructurado hacia una visión fresca y me permitió ver una suerte de sendero limitado en que estaba cayendo a través de mi condicionamiento y pereza básica.
Pero en general, siento que la opción más sabia para mí es trabajar con el Gelugpas, aunque el espacio es espacio dondequiera que esté. Creo que el abordaje analítico –una forma de encontrar la ausencia de límites de ese espacio- es importante. En cierto modo, uno logra estabilidad a partir de que puede ordenar la mente racional. Cuando el espacio no está allí para ti, el trabajo intelectual aun te mantendrá a flote. Yo todavía me encuentro en situaciones donde mis emociones se ponen fuera de control y aparece el enojo, y es muy difícil entrar en un espacio inmaculado en ese momento. De este modo, el abordaje analítico es enormemente útil a la hora de trabajar con la mente. Es algo muy tranquilo como para echarte sobre tus espaldas y sumamente estabilizante.
Melvin McLeod: ¿Cuál fue el progreso en sus prácticas, en la medida que puede hablar de ello, luego de ingresar en el camino del vajrayana?
Richard Gere: Estoy un poco dubitativo para hablar de ello puesto que, uno, yo no afirmo saber mucho, y dos, al ser una celebridad estas cosas se citan fuera de contexto y ello no siempre es beneficioso. Lo que puedo decir es que cualesquiera que sean las formas de meditación que he llevado a cabo, siempre involucran las formas básicas de refugio, generación de bodhicitta (despertar la mente y el corazón) y la dedicación de méritos a los demás. Cualquier nivel de enseñanzas que mis maestros me permiten escuchar incluyen siempre estas formas básicas.
En general, el tantra se ha vuelto menos romántico para mí. Me parece más familiar. Es una fase interesante del proceso cuando esa particular versión de la realidad se vuelve más normal. No estoy diciendo normal en referencia a lo que es ordinario o mundano, sino que puedo sentirlo tan normal como lo que anteriormente tomaba por real. Puedo confiar en ello.
Melvin McLeod: ¿Qué libros sobre el dharma han sido más valiosos para usted?
Richard Gere: Las personas siempre están preguntándome qué libros budistas recomendaría. Siempre recomiendo “Mente Zen, Mente de Principiante” a quien me dice "¿Cómo puedo empezar"? Siempre incluyo algo de Su Santidad. Su libro “Bondad, Claridad y Compasión” es extraordinariamente bueno. Hay maravillosos contenidos allí. “La Distinción Tántrica” de Jeffrey Hopkins es muy provechoso. Hay tantos.
Melvin McLeod: Usted va a la India a menudo. ¿Eso le da oportunidad para practicar en un ambiente con menos distracciones?
Richard Gere: ¡En realidad es probable que me distraiga más! Cuando voy allí, soy un simple estudiante como cualquier otro, pero también soy este tipo que puede dar una mano. Cuando estoy en la India hay muchísimas personas que requieren ayuda y es muy difícil decir que no. De manera que ese no es el instante más tranquilo de mi vida, sino el momento en que estoy en un ambiente donde todos nos enfocamos en el dharma, y cuando Su Santidad es el centro de ese enfoque es extraordinario.
Melvin McLeod: Cuando usted está en Dharmsala ¿tiene la oportunidad de estudiar allí con el Dalai Lama o con otros maestros?
Richard Gere: Yo intento ponerme al corriente con todos mis maestros. Algunos de ellos son ermitaños de las colinas, pero bajan cuando Su Santidad brinda sus enseñanzas. Es un tiempo para ponerse al día en todo, y simplemente recordar. Para mí, significa recordar. La vida aquí es una distracción increíble y es muy fácil salirse de la senda. Ir allí es una oportunidad para recordar, literalmente, qué es la misión, por qué nosotros estamos aquí.
Aquí estás envuelto en un mundo de film-making que la gente cree compuesto de consumo extremo, de alto poder, incluso de cortar gargantas.
Todo eso es verdad. Pero es como la vida de cada uno, también. Sencillamente, ella entra en los papeles, eso es todo. Tiene las mismas emociones. El mismo sufrimiento. Los mismos problemas. No hay diferencia.
Melvin McLeod: ¿Encuentra que su vida posee una cualidad ligeramente fragmentaria, yendo atrás y adelante entre estos mundos?
Richard Gere: Yo me doy cuenta más y más que mi compromiso con una carrera, con una vida normal de jefe de familia, es un gran desafío para ahondar las enseñanzas en mi interior. Si yo no estuviera afuera, en la plaza del mercado, no habría modo de poder enfrentar realmente los rincones, grietas y sombras que hay dentro de mí. Apenas podría verlas. No soy ese tipo duro; no soy ese tipo listo. Necesito a la vida diciéndome quién soy, mostrándome mi mente en todo momento. Yo no la vería en una cueva. El problema conmigo sería si realmente hallara un hipotético estado dichoso, de poder hacerlo, y quedarme allí. Eso significaría la muerte. Yo no quiero eso. Como digo, no soy un practicante extraordinario. Sé mas o menos lo que soy. Es bueno para mí estar en el mundo.
Melvin McLeod: ¿Hay algún camino específico por el que intente introducir el dharma en su trabajo, más allá de trabajar con su mente y pretender ser un hombre decente?
Richard Gere: ¡Bueno, eso es un montón! Eso es serio, carajo.
Melvin McLeod: Es verdad. Pero ésos son los desafíos que todos enfrentamos. Estaba preguntándome concretamente si usted intenta llevar una perspectiva Budista al específico mundo de la cinematografía.
Richard Gere: En la cinematografía, nosotros estamos tratando con algo que literalmente fragmenta la realidad, y siendo consciente de la fragmentación de tiempo y espacio pienso en darme a la práctica, en aflojar la mente. No hay nada real en una película. Nada. Ni siquiera puede demostrarse que existen las partículas ligeras que proyectan la película. Nada está allí. Sabemos eso cuando lo estamos haciendo; somos los magos que realizan el truco. Pero aún así terminamos por creer que todo es real - que todas estas emociones son reales, que este objeto realmente existe, que la cámara está recogiendo alguna realidad.
Por otro lado, hay un sentido mágico en el hecho de que la cámara ve más de lo que nuestros ojos ven. Ve en las personas de una manera en la que normalmente no lo hacemos. De este modo, al situarse ante la cámara existe cierta vulnerabilidad que no se tiene que afrontar en la vida normal. Hay cierta magnitud de presión y stress en ello. Te están viendo, realmente te están viendo, y no hay ningún lugar donde esconderte.
Melvin McLeod: ¿Pero no hay ninguna manera en la que usted realmente trabaje este producto para ...?
Richard Gere: ¿Te refieres a enseñar a través de ello? Bien, pienso que estas cosas son por lejos misteriosas para cualquiera que haga eso a conciencia, ¿no? Indudablemente, en tanto mal provisto como lo estoy para ser un buen estudiante, yo he tenido muchas enseñanzas, y algunas han impactado. De algún modo ellas se transmiten no a causa mía, sino a pesar mío. Por lo tanto creo que hay valor allí. Es lo mismo para todos: cualquier energía positiva que los haya tocado en miríadas de vidas está perdurando de algún modo. Cuando miras en sus ojos, cuando la cámara se acerca para una toma cerrada, hay allí algo misterioso. No hay manera que puedas escribirlo, no hay manera que puedas planearlo, pero una cámara lo recogerá de un modo diferente a cómo lo haría alguien que está sentado al otro lado de la mesa.
Melvin McLeod: ¿Cuán cómodo se encuentra en su papel de portavoz del Dharma?
Richard Gere: ¿Del Dharma? Nunca, nunca he aceptado eso, y nunca lo haré. No soy un portavoz del dharma. Me faltan las cualidades necesarias.
Melvin McLeod: Pero a usted siempre le preguntan en público sobre qué significa ser un budista.
Richard Gere: Puedo hablar acerca de ello sólo como un practicante, desde el punto de vista limitado que tengo. Si bien han pasado muchos años desde que comencé, no puedo decir que sepa ahora mucho más de lo que sabía entonces. No puedo decir que tengo el control de mis emociones. No conozco mi mente. Estoy perdido como todos los demás. De modo que no soy precisamente un líder. En el curso real de las cosas hablo sobre esas cosas, pero sólo en el sentido de que esto es lo que mis maestros me han brindado. Nada proviene de mí.
Melvin McLeod: Cuándo usted es inquirido acerca del Budismo ¿hay ciertos temas a los que usted vuelve porque siente útiles, como la compasión?
Richard Gere: Absolutamente. Probablemente discurriré sobre sabiduría y compasión en algún modo, que estamos aquí porque existen dos polos para explorar: expandir nuestras mentes y expandir nuestros corazones. Con la esperanza en algún momento de poder abarcar el universo entero en la mente, y lo mismo en el corazón, con compasión, ambos al mismo tiempo. Inseparables.
Melvin McLeod: Cuando dice eso, viene a mi mente algo que me impactó al ver hablar al Dalai Lama. Él estaba enseñando sobre la compasión, como lo hace tan a menudo, pero no podía evitar fascinarme por lo que sucedería si él hablara ante una audiencia más amplia sobre la comprensión budista de la sabiduría, es decir, el vacío. Sencillamente me pregunté qué sucedería si este venerado líder espiritual dijera al mundo -bien, tú sabes- que todo este mundo no existe realmente de ninguna manera sustancial.
Richard Gere: Bien, el Buddha dio muchas vueltas en la rueda del Dharma, y yo considero las funciones de Su Santidad en el mismo sentido. Si estamos tan perdidos en nuestras naturalezas animales, el mejor camino para comenzar a salir de ello es aprender a ser bondadosos. Alguien preguntó a Su Santidad “¿cómo puede usted enseñarle a un niño a proteger y respetar las cosas vivientes?” Él dijo: “Vea si puede hacerles amar y respetar a un insecto”, algo que instintivamente nos repele. Si con una bondad básica ellos pueden ver su capacidad de sentir, su potencial, la totalidad que es este insecto, entonces se ha dado un gran paso.
Melvin McLeod: Justo estuve leyendo donde el Dalai Lama decía que considera al amor de la madre como el mejor símbolo de amor y compasión, porque es totalmente desinteresado.
Richard Gere: Néctar. ¡Eso es Néctar! (En la práctica vajrayana, se visualizan bendiciones espirituales a manera de néctar que desciende sobre el meditador). Ésa es la leche de la madre; eso está viniendo directamente de la madre. Absolutamente.
Melvin McLeod: Aunque usted es cauto al hablar del dharma, es un vocero apasionado de la causa de liberación del Tibet.
Richard Gere: He atravesado muchas etapas a ese respecto. La cólera que podría haber sentido hace veinte años es muy diferente ahora. Aquí todos estamos en el mismo barco, todos nosotros -Hitler, los Chinos, usted, yo, lo que hemos hecho en Centroamérica. Nadie está exento de la ignorancia que da pié a todos estos problemas. Como sea, los Chinos sencillamente están promoviendo la causa de horrendas vidas futuras para ellos mismos, y por dicha razón uno no puede dejar de sentir compasión por ellos.
Cuando hablo con Tibetanos que están en encierro solitario desde hace veinte o veinticinco años, me dicen, totalmente de corazón, que el problema es mucho más complejo que el sufrimiento en manos de su torturador, y que sienten piedad y compasión hacia esa persona que estuvo actuando de acuerdo a su naturaleza animal. Una vez que has estado ante esa clase de sabiduría de corazón y de mente, jamás puedes volver a ser el mismo.
Melvin McLeod: Es admirable que un pueblo entero, en términos generales, se encuentre imbuído de un espíritu así.
Richard Gere: Estoy convencido que se debe a que es un estado orientado. Obviamente, vienen problemas con eso, sin separación de iglesia y estado. Pero estoy convencido que los grandes reyes del dharma se manifiestan para crear verdaderamente una sociedad basada en estas ideas. Sus instituciones fueron diseñadas para crear personas de buen corazón; cada cosa en dicha sociedad esta allí para cultivar eso. Todo ello entró en decadencia -como quiera que sea hubo periodos malos, hubo periodos buenos. Pero la esencia de la sociedad fue generar personas de buen corazón, bodhisattvas, para crear un ambiente muy fuerte donde las gentes pudieran alcanzar la iluminación. ¡Imagine eso en América! Me refiero a que nosotros no tenemos ninguna estructura para la iluminación. Tenemos una muy fuerte herencia Cristiana y herencia Judía, una de compasión, una de altruismo. Buenas personas. Pero tenemos muy pocas cosas que nos impulsen a la iluminación, a la liberación total.
Melvin McLeod: Observando cómo las violaciones a los derechos humanos están en los primeros planos de la conciencia mundial, como lo sucedido en el Tibet y anteriormente en Sudáfrica, la labor de celebridades como usted, que ha podido utilizar su fama hábilmente, ha sido un factor importante.
Richard Gere: Espero que eso sea verdad. Usted es muy amable al decirlo. Es una situación dispar. Previamente había trabajado sobre lo acaecido en Centroamérica y en algunas otras causas de derechos políticos y humanos, y llegué a conocer un ápice de las cuerdas cuando trabajé con el Congreso y el Departamento de Estado. Pero eso sencillamente no se aplicaba a esta situación. Tibet estaba demasiado lejos, y la participación americana allí había sido en extremo limitada.
También me encontré con que la causa de Su Santidad en términos de movimiento político era muy engañosa. Se trata de un movimiento no-violento, lo que es un problema en sí mismo (tú no consigues titulares con la no violencia). Y Su Santidad no se ve asimismo como Gandhi; no crea situaciones dramáticas u operísticas.
De este modo nosotros llegamos a adoptar una forma de abordaje más firme. No en el sentido de un drama. Se trata de ir, poco a poco, construyendo la verdad, y pienso que por ello ese abordaje ha sido probablemente más profundo. Los senadores, diputados, legisladores y parlamentarios que se han involucrado van más lejos de lo que usualmente hacían por una causa en la que creyeron.
Pienso que la universalidad de las palabras y enseñanzas de Su Santidad han hecho de todo esto algo mucho más importante que la sola causa del Tibet. Cuando Su Santidad ganó el Premio Nobel de la Paz, hubo un salto cuántico. A él nunca más se lo volvió a ver solamente como un Tibetano; él pertenece al mundo. Hace un rato estábamos hablando sobre lo que recoge la cámara: justamente, un retrato de Su Santidad parece comunicar mucho más. Tan sólo ver su rostro. Está cautivando, y al mismo tiempo inspirando. Puedes imaginar que hubiera sido delicioso ver a Buddha. Sólo ver su rostro te pondría muchos pasos adelante. Pienso muchísimo que lo que hemos hecho es precisamente colocar a Su Santidad en situaciones donde pudiera llegar a tantas personas como le fuera posible, algo qué siempre hace con impecable bodhicitta.
Yo sigo diciendo que Tibet debe ser cuidadoso en este proceso pues se trata de salvar a cada ser sintiente, y mientras tengamos nuestros ojos puestos en este premio final, Tibet estará bien. Por supuesto que existen cuestiones inmediatas de las que hay que ocuparse en el Tibet. Nosotros trabajamos en ellas todo el tiempo. No obstante, aunque tuvimos motivos para creer que estaba teniendo lugar un diálogo más abierto con los Chinos, el optimismo generado por la visita de Clinton a China no tuvo un buen final. De hecho, los Tibetanos, al igual que los Chinos pro-democráticos, están experimentando el periodo más represivo desde fines de los ochenta, en la Plaza Tienanmen.
Melvin McLeod: Siempre me impresiona algo que señala el Dalai Lama, muy similar en ello a mi propio maestro, Chogyam Trungpa Rinpoche, presentado en las enseñanzas del Shambhala. Es la necesidad de una espiritualidad universal basada en las simples verdades de la naturaleza humana, la que trasciende cualquier religión particular o la necesidad de una religión formal en lo absoluto. Esto me impacta como un mensaje considerablemente importante.
Richard Gere: Bien, pienso que es verdad. Su Santidad dice que lo que todos tenemos en común es el aprecio por la bondad y compasión; todas las religiones tienen eso. Amor. Todos nosotros nos inclinamos hacia el amor.
Melvin McLeod: Pero más allá de eso, él señala que millones de personas no practican religión alguna.
Richard Gere: Las personas siempre están preguntándome qué libros budistas recomendaría. Siempre recomiendo “Mente Zen, Mente de Principiante” a quien me dice "¿Cómo puedo empezar"? Siempre incluyo algo de Su Santidad. Su libro “Bondad, Claridad y Compasión” es extraordinariamente bueno. Hay maravillosos contenidos allí. “La Distinción Tántrica” de Jeffrey Hopkins es muy provechoso. Hay tantos.
Melvin McLeod: Usted va a la India a menudo. ¿Eso le da oportunidad para practicar en un ambiente con menos distracciones?
Richard Gere: ¡En realidad es probable que me distraiga más! Cuando voy allí, soy un simple estudiante como cualquier otro, pero también soy este tipo que puede dar una mano. Cuando estoy en la India hay muchísimas personas que requieren ayuda y es muy difícil decir que no. De manera que ese no es el instante más tranquilo de mi vida, sino el momento en que estoy en un ambiente donde todos nos enfocamos en el dharma, y cuando Su Santidad es el centro de ese enfoque es extraordinario.
Melvin McLeod: Cuando usted está en Dharmsala ¿tiene la oportunidad de estudiar allí con el Dalai Lama o con otros maestros?
Richard Gere: Yo intento ponerme al corriente con todos mis maestros. Algunos de ellos son ermitaños de las colinas, pero bajan cuando Su Santidad brinda sus enseñanzas. Es un tiempo para ponerse al día en todo, y simplemente recordar. Para mí, significa recordar. La vida aquí es una distracción increíble y es muy fácil salirse de la senda. Ir allí es una oportunidad para recordar, literalmente, qué es la misión, por qué nosotros estamos aquí.
Aquí estás envuelto en un mundo de film-making que la gente cree compuesto de consumo extremo, de alto poder, incluso de cortar gargantas.
Todo eso es verdad. Pero es como la vida de cada uno, también. Sencillamente, ella entra en los papeles, eso es todo. Tiene las mismas emociones. El mismo sufrimiento. Los mismos problemas. No hay diferencia.
Melvin McLeod: ¿Encuentra que su vida posee una cualidad ligeramente fragmentaria, yendo atrás y adelante entre estos mundos?
Richard Gere: Yo me doy cuenta más y más que mi compromiso con una carrera, con una vida normal de jefe de familia, es un gran desafío para ahondar las enseñanzas en mi interior. Si yo no estuviera afuera, en la plaza del mercado, no habría modo de poder enfrentar realmente los rincones, grietas y sombras que hay dentro de mí. Apenas podría verlas. No soy ese tipo duro; no soy ese tipo listo. Necesito a la vida diciéndome quién soy, mostrándome mi mente en todo momento. Yo no la vería en una cueva. El problema conmigo sería si realmente hallara un hipotético estado dichoso, de poder hacerlo, y quedarme allí. Eso significaría la muerte. Yo no quiero eso. Como digo, no soy un practicante extraordinario. Sé mas o menos lo que soy. Es bueno para mí estar en el mundo.
Melvin McLeod: ¿Hay algún camino específico por el que intente introducir el dharma en su trabajo, más allá de trabajar con su mente y pretender ser un hombre decente?
Richard Gere: ¡Bueno, eso es un montón! Eso es serio, carajo.
Melvin McLeod: Es verdad. Pero ésos son los desafíos que todos enfrentamos. Estaba preguntándome concretamente si usted intenta llevar una perspectiva Budista al específico mundo de la cinematografía.
Richard Gere: En la cinematografía, nosotros estamos tratando con algo que literalmente fragmenta la realidad, y siendo consciente de la fragmentación de tiempo y espacio pienso en darme a la práctica, en aflojar la mente. No hay nada real en una película. Nada. Ni siquiera puede demostrarse que existen las partículas ligeras que proyectan la película. Nada está allí. Sabemos eso cuando lo estamos haciendo; somos los magos que realizan el truco. Pero aún así terminamos por creer que todo es real - que todas estas emociones son reales, que este objeto realmente existe, que la cámara está recogiendo alguna realidad.
Por otro lado, hay un sentido mágico en el hecho de que la cámara ve más de lo que nuestros ojos ven. Ve en las personas de una manera en la que normalmente no lo hacemos. De este modo, al situarse ante la cámara existe cierta vulnerabilidad que no se tiene que afrontar en la vida normal. Hay cierta magnitud de presión y stress en ello. Te están viendo, realmente te están viendo, y no hay ningún lugar donde esconderte.
Melvin McLeod: ¿Pero no hay ninguna manera en la que usted realmente trabaje este producto para ...?
Richard Gere: ¿Te refieres a enseñar a través de ello? Bien, pienso que estas cosas son por lejos misteriosas para cualquiera que haga eso a conciencia, ¿no? Indudablemente, en tanto mal provisto como lo estoy para ser un buen estudiante, yo he tenido muchas enseñanzas, y algunas han impactado. De algún modo ellas se transmiten no a causa mía, sino a pesar mío. Por lo tanto creo que hay valor allí. Es lo mismo para todos: cualquier energía positiva que los haya tocado en miríadas de vidas está perdurando de algún modo. Cuando miras en sus ojos, cuando la cámara se acerca para una toma cerrada, hay allí algo misterioso. No hay manera que puedas escribirlo, no hay manera que puedas planearlo, pero una cámara lo recogerá de un modo diferente a cómo lo haría alguien que está sentado al otro lado de la mesa.
Melvin McLeod: ¿Cuán cómodo se encuentra en su papel de portavoz del Dharma?
Richard Gere: ¿Del Dharma? Nunca, nunca he aceptado eso, y nunca lo haré. No soy un portavoz del dharma. Me faltan las cualidades necesarias.
Melvin McLeod: Pero a usted siempre le preguntan en público sobre qué significa ser un budista.
Richard Gere: Puedo hablar acerca de ello sólo como un practicante, desde el punto de vista limitado que tengo. Si bien han pasado muchos años desde que comencé, no puedo decir que sepa ahora mucho más de lo que sabía entonces. No puedo decir que tengo el control de mis emociones. No conozco mi mente. Estoy perdido como todos los demás. De modo que no soy precisamente un líder. En el curso real de las cosas hablo sobre esas cosas, pero sólo en el sentido de que esto es lo que mis maestros me han brindado. Nada proviene de mí.
Melvin McLeod: Cuándo usted es inquirido acerca del Budismo ¿hay ciertos temas a los que usted vuelve porque siente útiles, como la compasión?
Richard Gere: Absolutamente. Probablemente discurriré sobre sabiduría y compasión en algún modo, que estamos aquí porque existen dos polos para explorar: expandir nuestras mentes y expandir nuestros corazones. Con la esperanza en algún momento de poder abarcar el universo entero en la mente, y lo mismo en el corazón, con compasión, ambos al mismo tiempo. Inseparables.
Melvin McLeod: Cuando dice eso, viene a mi mente algo que me impactó al ver hablar al Dalai Lama. Él estaba enseñando sobre la compasión, como lo hace tan a menudo, pero no podía evitar fascinarme por lo que sucedería si él hablara ante una audiencia más amplia sobre la comprensión budista de la sabiduría, es decir, el vacío. Sencillamente me pregunté qué sucedería si este venerado líder espiritual dijera al mundo -bien, tú sabes- que todo este mundo no existe realmente de ninguna manera sustancial.
Richard Gere: Bien, el Buddha dio muchas vueltas en la rueda del Dharma, y yo considero las funciones de Su Santidad en el mismo sentido. Si estamos tan perdidos en nuestras naturalezas animales, el mejor camino para comenzar a salir de ello es aprender a ser bondadosos. Alguien preguntó a Su Santidad “¿cómo puede usted enseñarle a un niño a proteger y respetar las cosas vivientes?” Él dijo: “Vea si puede hacerles amar y respetar a un insecto”, algo que instintivamente nos repele. Si con una bondad básica ellos pueden ver su capacidad de sentir, su potencial, la totalidad que es este insecto, entonces se ha dado un gran paso.
Melvin McLeod: Justo estuve leyendo donde el Dalai Lama decía que considera al amor de la madre como el mejor símbolo de amor y compasión, porque es totalmente desinteresado.
Richard Gere: Néctar. ¡Eso es Néctar! (En la práctica vajrayana, se visualizan bendiciones espirituales a manera de néctar que desciende sobre el meditador). Ésa es la leche de la madre; eso está viniendo directamente de la madre. Absolutamente.
Melvin McLeod: Aunque usted es cauto al hablar del dharma, es un vocero apasionado de la causa de liberación del Tibet.
Richard Gere: He atravesado muchas etapas a ese respecto. La cólera que podría haber sentido hace veinte años es muy diferente ahora. Aquí todos estamos en el mismo barco, todos nosotros -Hitler, los Chinos, usted, yo, lo que hemos hecho en Centroamérica. Nadie está exento de la ignorancia que da pié a todos estos problemas. Como sea, los Chinos sencillamente están promoviendo la causa de horrendas vidas futuras para ellos mismos, y por dicha razón uno no puede dejar de sentir compasión por ellos.
Cuando hablo con Tibetanos que están en encierro solitario desde hace veinte o veinticinco años, me dicen, totalmente de corazón, que el problema es mucho más complejo que el sufrimiento en manos de su torturador, y que sienten piedad y compasión hacia esa persona que estuvo actuando de acuerdo a su naturaleza animal. Una vez que has estado ante esa clase de sabiduría de corazón y de mente, jamás puedes volver a ser el mismo.
Melvin McLeod: Es admirable que un pueblo entero, en términos generales, se encuentre imbuído de un espíritu así.
Richard Gere: Estoy convencido que se debe a que es un estado orientado. Obviamente, vienen problemas con eso, sin separación de iglesia y estado. Pero estoy convencido que los grandes reyes del dharma se manifiestan para crear verdaderamente una sociedad basada en estas ideas. Sus instituciones fueron diseñadas para crear personas de buen corazón; cada cosa en dicha sociedad esta allí para cultivar eso. Todo ello entró en decadencia -como quiera que sea hubo periodos malos, hubo periodos buenos. Pero la esencia de la sociedad fue generar personas de buen corazón, bodhisattvas, para crear un ambiente muy fuerte donde las gentes pudieran alcanzar la iluminación. ¡Imagine eso en América! Me refiero a que nosotros no tenemos ninguna estructura para la iluminación. Tenemos una muy fuerte herencia Cristiana y herencia Judía, una de compasión, una de altruismo. Buenas personas. Pero tenemos muy pocas cosas que nos impulsen a la iluminación, a la liberación total.
Melvin McLeod: Observando cómo las violaciones a los derechos humanos están en los primeros planos de la conciencia mundial, como lo sucedido en el Tibet y anteriormente en Sudáfrica, la labor de celebridades como usted, que ha podido utilizar su fama hábilmente, ha sido un factor importante.
Richard Gere: Espero que eso sea verdad. Usted es muy amable al decirlo. Es una situación dispar. Previamente había trabajado sobre lo acaecido en Centroamérica y en algunas otras causas de derechos políticos y humanos, y llegué a conocer un ápice de las cuerdas cuando trabajé con el Congreso y el Departamento de Estado. Pero eso sencillamente no se aplicaba a esta situación. Tibet estaba demasiado lejos, y la participación americana allí había sido en extremo limitada.
También me encontré con que la causa de Su Santidad en términos de movimiento político era muy engañosa. Se trata de un movimiento no-violento, lo que es un problema en sí mismo (tú no consigues titulares con la no violencia). Y Su Santidad no se ve asimismo como Gandhi; no crea situaciones dramáticas u operísticas.
De este modo nosotros llegamos a adoptar una forma de abordaje más firme. No en el sentido de un drama. Se trata de ir, poco a poco, construyendo la verdad, y pienso que por ello ese abordaje ha sido probablemente más profundo. Los senadores, diputados, legisladores y parlamentarios que se han involucrado van más lejos de lo que usualmente hacían por una causa en la que creyeron.
Pienso que la universalidad de las palabras y enseñanzas de Su Santidad han hecho de todo esto algo mucho más importante que la sola causa del Tibet. Cuando Su Santidad ganó el Premio Nobel de la Paz, hubo un salto cuántico. A él nunca más se lo volvió a ver solamente como un Tibetano; él pertenece al mundo. Hace un rato estábamos hablando sobre lo que recoge la cámara: justamente, un retrato de Su Santidad parece comunicar mucho más. Tan sólo ver su rostro. Está cautivando, y al mismo tiempo inspirando. Puedes imaginar que hubiera sido delicioso ver a Buddha. Sólo ver su rostro te pondría muchos pasos adelante. Pienso muchísimo que lo que hemos hecho es precisamente colocar a Su Santidad en situaciones donde pudiera llegar a tantas personas como le fuera posible, algo qué siempre hace con impecable bodhicitta.
Yo sigo diciendo que Tibet debe ser cuidadoso en este proceso pues se trata de salvar a cada ser sintiente, y mientras tengamos nuestros ojos puestos en este premio final, Tibet estará bien. Por supuesto que existen cuestiones inmediatas de las que hay que ocuparse en el Tibet. Nosotros trabajamos en ellas todo el tiempo. No obstante, aunque tuvimos motivos para creer que estaba teniendo lugar un diálogo más abierto con los Chinos, el optimismo generado por la visita de Clinton a China no tuvo un buen final. De hecho, los Tibetanos, al igual que los Chinos pro-democráticos, están experimentando el periodo más represivo desde fines de los ochenta, en la Plaza Tienanmen.
Melvin McLeod: Siempre me impresiona algo que señala el Dalai Lama, muy similar en ello a mi propio maestro, Chogyam Trungpa Rinpoche, presentado en las enseñanzas del Shambhala. Es la necesidad de una espiritualidad universal basada en las simples verdades de la naturaleza humana, la que trasciende cualquier religión particular o la necesidad de una religión formal en lo absoluto. Esto me impacta como un mensaje considerablemente importante.
Richard Gere: Bien, pienso que es verdad. Su Santidad dice que lo que todos tenemos en común es el aprecio por la bondad y compasión; todas las religiones tienen eso. Amor. Todos nosotros nos inclinamos hacia el amor.
Melvin McLeod: Pero más allá de eso, él señala que millones de personas no practican religión alguna.
Richard Gere: Pero tienen la religión de la bondad. Ellos la practican. Todos respondemos a la bondad.
Melvin McLeod: Es fascinante que un líder religioso mayor adopte efectivamente una religión de la no-religión.
Richard Gere: Efectivamente, eso es lo que lo hace más grande que el Tibet.
Melvin McLeod: Lo hace más grande que el Budismo.
Richard Gere: Mucho más grande. El Buddha era más grande que el Budismo.
Melvin McLeod: Usted puede patrocinar varios proyectos en apoyo del dharma y de la independencia Tibetana.
Richard Gere: Yo estoy en una suerte de posición única por la cual tengo algún efectivo en mi fundación, de modo que puedo ofrecer a diversos grupos cierto dinero disponible que les ayude a poner en marcha sus proyectos. Patrocinar libros del dharma es importante para mi -traducciones, publicaciones- pero creo que lo más importante que puedo hacer es ayudar a promover enseñanzas. Trabajar con Su Santidad y ayudar a patrocinar enseñanzas en Mongolia, India, los Estados Unidos y en cualquier otra parte, nada me produce más alegría.
El programa que estamos llevando a cabo este verano consiste en cuatro días de enseñanzas brindadas por el Dalai Lama en Nueva York. Entre el 12 y el 14 de agosto tendrá lugar la instrucción formal de Su Santidad sobre los “Estados Medios de Meditación" y "Las Treinta y Siete Prácticas de los Bodhisattvas" del Kamalashila. Esto será en el Teatro Bacon y hay unas 3.000 entradas disponibles. Estoy seguro que se venderán rápidamente. Si algunas personas no pudieran concurrir, el día 15 se dictará una clase pública gratuita en el Central Park. Estimamos que habrá espacio para unas veinticinco a cuarenta mil personas, de modo que cualquiera pueda participar. Su Santidad brindará una clase sobre los “Ocho Versos del Entrenamiento de la Mente”, instrucción sobre un lojong muy poderoso, realmente uno de mis favoritos. Luego Su Santidad brindará un wang, un método de fortalecimiento para longevidad del Tara Blanco.
He visto a Su Santidad brindar enseñanzas de bodhicitta como éstas, y nadie puede marcharse sin haber llorado. Él toca profundamente tu corazón. Ofreció una enseñanza en Bodhi Gaya el año pasado, "En Alabanza de Bodhicitta" del Lama Kunu, qué es un poema largo. De sólo pensar en ello ahora comienzo a llorar. Tan hermoso. Cuando él estaba enseñando "En Alabanza de Bodhicitta," del Lama Kunu, quién era su propio maestro, ¡whooosh! Estábamos dentro de su corazón, de la manera más extraordinaria. Un lugar sobre el que no pueden contarte, sobre el que no puedes leer, nada. Estás en la presencia de Buddha. He tenido muchos maestros que brindaron maravillosas enseñanzas de sabiduría, pero ver a alguien que verdaderamente, verdaderamente posee el gran bodhicitta, realmente expande el bodhicittas.
De modo que estas son las enseñanzas a impartir por las que creo que está aquí Su Santidad. Eso es lo que impacta.
Melvin McLeod: Es fascinante que un líder religioso mayor adopte efectivamente una religión de la no-religión.
Richard Gere: Efectivamente, eso es lo que lo hace más grande que el Tibet.
Melvin McLeod: Lo hace más grande que el Budismo.
Richard Gere: Mucho más grande. El Buddha era más grande que el Budismo.
Melvin McLeod: Usted puede patrocinar varios proyectos en apoyo del dharma y de la independencia Tibetana.
Richard Gere: Yo estoy en una suerte de posición única por la cual tengo algún efectivo en mi fundación, de modo que puedo ofrecer a diversos grupos cierto dinero disponible que les ayude a poner en marcha sus proyectos. Patrocinar libros del dharma es importante para mi -traducciones, publicaciones- pero creo que lo más importante que puedo hacer es ayudar a promover enseñanzas. Trabajar con Su Santidad y ayudar a patrocinar enseñanzas en Mongolia, India, los Estados Unidos y en cualquier otra parte, nada me produce más alegría.
El programa que estamos llevando a cabo este verano consiste en cuatro días de enseñanzas brindadas por el Dalai Lama en Nueva York. Entre el 12 y el 14 de agosto tendrá lugar la instrucción formal de Su Santidad sobre los “Estados Medios de Meditación" y "Las Treinta y Siete Prácticas de los Bodhisattvas" del Kamalashila. Esto será en el Teatro Bacon y hay unas 3.000 entradas disponibles. Estoy seguro que se venderán rápidamente. Si algunas personas no pudieran concurrir, el día 15 se dictará una clase pública gratuita en el Central Park. Estimamos que habrá espacio para unas veinticinco a cuarenta mil personas, de modo que cualquiera pueda participar. Su Santidad brindará una clase sobre los “Ocho Versos del Entrenamiento de la Mente”, instrucción sobre un lojong muy poderoso, realmente uno de mis favoritos. Luego Su Santidad brindará un wang, un método de fortalecimiento para longevidad del Tara Blanco.
He visto a Su Santidad brindar enseñanzas de bodhicitta como éstas, y nadie puede marcharse sin haber llorado. Él toca profundamente tu corazón. Ofreció una enseñanza en Bodhi Gaya el año pasado, "En Alabanza de Bodhicitta" del Lama Kunu, qué es un poema largo. De sólo pensar en ello ahora comienzo a llorar. Tan hermoso. Cuando él estaba enseñando "En Alabanza de Bodhicitta," del Lama Kunu, quién era su propio maestro, ¡whooosh! Estábamos dentro de su corazón, de la manera más extraordinaria. Un lugar sobre el que no pueden contarte, sobre el que no puedes leer, nada. Estás en la presencia de Buddha. He tenido muchos maestros que brindaron maravillosas enseñanzas de sabiduría, pero ver a alguien que verdaderamente, verdaderamente posee el gran bodhicitta, realmente expande el bodhicittas.
De modo que estas son las enseñanzas a impartir por las que creo que está aquí Su Santidad. Eso es lo que impacta.
“Richard Gere: My Journey as a Buddhist"
Melvin McLeod, Shambhala Sun, mayo de 1999.
Traducción al castellano por VIHANA